1/23/2011

Me reafirmo


Cuando escribo estas líneas llevo escayolada mi pierna derecha cuarenta y cuatro días, desde la ingle hasta el tobillo a causa de una caída y que me ha provocado una fractura de rotula. Si hay algo que he tenido durante todo este tiempo de inmovilidad absoluta es tiempo para pensar.

Dado que la escasa familia que tengo se encuentra fuera del lugar donde vivo, en estos momentos he estado apoyado por la familia que yo me he ido forjando por mi mismo a lo largo de la vida, MIS AMIGOS. Han permanecido pendiente de mí en todo momento, y a cualquier hora de la mañana o de la noche y para todo, lo cual dado lo independiente y autónomo que yo soy me ha hecho recapacitar bastante sobre el contexto que esta apoyada mi vida, reafirmarme en lo que yo tengo tal claro pensado para mi futuro y los traspiés que la vida te puede ofrecer en el momento más inesperado.

En octubre vino un amigo de Alicante a pasar unos días a casa y desayunando en la terraza salió el tema de conversación de los suicidios. Le comenté que dada mi situación personal yo tenía puesta mi fecha de caducidad, a lo cual este se echó las manos a la cabeza, puso el grito en el cielo y me pidió que justificase o argumentase mi decisión. Nunca me la aprobó y quedó el resto de los días de su estancia esa charla flotando en el aire. Y es así, yo tengo tomada esa decisión. Suicidarse no es tan complicado, le dije a mi amigo. Solamente hay que tener valor y las cosa muy claras.

Como he dicho al comienzo de estas líneas lo que peor he llevado ha sido el estar supeditado para todo a alguien y eso es lo que temo cuando llegue a una edad donde no pueda valerme por mi mismo. Lo que más miedo o pavor me provoca es ver como voy perdiendo mis facultades físicas y mentales, por este orden. Tengo pensado cuando llegue a una cierta edad hacer una especie de ITV periódica de mi cuerpo y según el desgaste que vaya sufriendo mi persona así iré alargando o acortando dicho momento

Hay mil formas de suicidio pero la que yo tengo pensada es limpia y el sufrimiento o agonía es mínima. Sólo hace falta tener valor y estoy seguro, me reafirmo, que en el momento que yo vea que mis facultades van mermando yo pongo fin a mi vida. Es como decir que la vida de uno tiene fecha de caducidad. Eso sí, salvo que ocurre alguna desgracia natural esto es a largo plazo, aún tengo que dar mucha, mucha guerra.


© Miguel Urda

1/12/2011

De color rosa -2ª Parte-

− ¿Y cree que él me quiere a mi? –le preguntó Estrella, con voz firme
La adivinadora movió tres cartas, mientras asentía con la cabeza.
−Niña, -exclamó con una voz sorprendida y con un deje andaluz. −Lo tienes loquito por tus huesos, lo dicen estas dos cartas “el mundo” y “el loco”. Tú eres su mundo entero solo tiene pensamiento para ti y lo disho, lo tienes loco, loco, loco. Esta carta nunca falla. “El loco” es la locura del amor, bonita.
−Si, pero yo… -comenzó a decir Estrella
−No hay peros que valga, bonita. El amor es así, loco y él esta loco por tus huesos.
−Pero yo creo que él no me quiere, creo que esta con otra− dijo Estrella
−Con otra, con otra –exclamó la adivina. −Todas pensáis lo mismo, cuando el esta loquito por ti. Y si no míralo, aquí lo tienes en esta carta “el emperador” Es el rey de tu vida y tu la reina de su vida. Me he dado cuenta nada mas verte entrar, pero una es muy profesional y no debe dejarse guiar por los sentimientos.
− ¿Y ve algún embarazo? –preguntó Estrella
−Embarazo ninguno, bonita. Mira esta carta –le dijo a Estrella señalando con la larga uña pintada de color rojo intenso del dedo índice. −Es “la rueda de la fortuna” ¿Sabes lo que eso significa?
No le dio tiempo a responder a Estrella, cuando la adivina comenzó a hablar de nuevo:
−La rueda de la fortuna, ¡ay! Cuanta gente que ha pasado por esta sala hubiese deseado que le saliese esta carta. La fortuna esta en tu vida en forma de amor. Ese chico del que me has hablado te va a llevar al altar. Y vas a ser “mu feliz” –dijo la adivina.
− ¿Esta segura de que no ve ningún embarazo? –volvió a preguntarle Estrella.
−Acaso dudas de mi profesionalidad –le dijo Luna.
Comenzó a señalarle todas las cartas.
−Ninguna carta habla de embarazo. ¿Lo ves? −le dijo poniendo la uña afilada y de un color rojo intenso sobre cada carta.
−Sabe usted, es que mi novio y yo reñimos hace tres días. Y no me ha llamado. Usted cree que…- dijo Estrella
−Esas pequeñas peleas de amor confirman que el amor es solido. Son pequeñas marejadillas que hay que pasar a veces. Pero lo vuestro es mu seguro, me lo dice mi interior- dijo la adivina en un tono andaluz algo descontrolado.
−Entonces, usted cree que él… -comenzó a preguntar de nuevo Estrella.
−Bonita, comienzas a ofenderme con tanta duda. Te recuerdo que ya era vidente antes de nacer −dijo la vidente mostrando un tono con algo de ofensa.
Estrella no dijo nada, solamente la miró.
-Si, perdón, pero es a que veces…
−A veces, a veces… −Le interrumpió la adivinadora. −El amor es así, no hay nada escrito en él. Solo las líneas que vosotros queráis escribir.
Estrella no dijo nada.
Se hizo un silencio en la habitación. El sonido de un claxon se escuchó desde la calle.
−Será mejor que me vaya, señora –comenzó a decir Estrella. −Creo que ya es suficiente por hoy.
−Mi tarifa es de cien Euros, pero como tú me has caído bien y eres una muchacha con suerte te lo dejo en veinte euros.
Estrella dio un respingo en su asiento al escuchar el precio. Cogió su bolso abrió el monedero y sacó el único billete que tenía uno de diez euros, y rebusco unas monedas.
−Sólo tengo diecisiete euros –Le dijo con voz apagada, acercándole el dinero.
−No importa, bonita. El dinero es dinero. Déjalo ahí –Dijo la adivina en un tono airado.
Estrella se levantó de la silla y salió a la calle sin despedirse.


Cuando llegó a casa, sacó del bolso lo que había comprado en la farmacia y fue el baño. Cuando salió hizo una llamada más al teléfono móvil de Marcos, pudo escuchar como la voz automática le decía que el teléfono se encontraba apagado o fuera de cobertura. Volvió al baño. Cogió el predictor y vio que había cambiado a color rosa. Tras un momento de quietud pensativa se quitó el anillo de compromiso del dedo y lo arrojó por el inodoro, apretando seguidamente el botón de la cisterna.


©Miguel Urda

1/03/2011

De color rosa -Primera parte-


Estrella salió de la farmacia, metiendo en el bolso lo que había comprado en ella y comenzó a caminar calle abajo. Se detuvo unos pasos más adelante ante un cartel amarillo que había en la acera de enfrente, por donde iba caminando. Miró a derecha e izquierda y cruzó la carretera. En el cartel, ante el que se había parado, podía leerse en letras mayúsculas y en color rosa “CONOZCA SU FUTURO” y en la línea inferior en color negro “conozca de usted hasta lo que no quiera saber”. Ella hizo un gesto con la cabeza, esbozó una sonrisa y retomó el caminar. A los pocos metros se detuvo y retrocedio los pasos que había dado. Volvió a estar frente al escaparate. Miró hacia la puerta, había un cartel que decía “entre sin llamar, le espera su futuro”.
Empujó la puerta y entró sin titubeo alguno. El habitáculo a donde le traspaso la puerta de entrada era oscuro y abrió los ojos un poco más.
−Buenos días señorita –dijo una voz femenina y carrasposa, casi oculta en la oscuridad.
Estrella dio un pequeño respingo de susto y asombro.
− ¿La he asustado? –dijo la voz carrasposa.
−Un poco, no me la esperaba, además esta todo tan oscuro –dijo Estrella
−Mi nombre es Luna. Y desde el vientre de mi madre soy adivina. Antes de nacer supe que mi madre moriría en el parto. Así fue. ¿Qué te trae por aquí, bonita? –habló la adivina intentando controlar un deje andaluz.
−Yo me llamo Estrella. He visto el cartel en la puerta y quería saber cuanto cuesta… –Preguntó con una voz algo temblona.
−Depende, bonita, de lo que quiera saber. Aunque la sabiduría no tiene precio. Yo cobro porque tengo que alimentarme. Pero el saber es gratis.
−Pero no se si tengo dinero, acabó de estar en la farmacia y…
−Para ti baratito, hija, tienes cara de buena gente e inocentona. Para ti baratito −le volvió a repetir la adivina.
−Es que no se si tengo dinero suficiente, porque…
−No te preocupes por el dinero. Ya que estas aquí dentro no te vas a ir sin saber algo de tu futuro. Tu cara dice mucho, bonita. Esta llena de inocencia y juventud –le interrumpió la adivina. Siéntate aquí en esta mesa.
La adivina fue hacia la puerta y echó el cerrojo.
−Siéntate en esa mesa−le volvió a repetir
−Pero es que yo… −intenta decir Estrella
−Nada tú calla y déjate llevar, bonita –le dijo la adivina, mientras abría una pequeña caja de madera y extraía un pañuelo que protegía las cartas del Tarot.
−Pero si en realidad no quiero saber nada… solo –comienza a decir Estrella
−Calla, no te das cuenta, bonita− dijo la adivinadora −No lo ves: tú Estrella y yo Luna. Somos dos partes del firmamento, del universo. Tenemos compenetración.
Mientras hablaba barajaba las cartas.
−Corta la baraja, con mucho cuidado, respira hondo y piensa lo que quieres saber, aunque a mi no me hace falta que me digas lo que quieres saber. Yo lo sé –dijo la echadora de cartas.
Estrella suspiró y cortó la baraja en tres partes.
−En tres partes has cortado, ¡eh bonita! ¡Qué dividida tienes tu vida! –le dijo la adivina. ¿Quieres que te adivine antes el pasado para que tengas seguridad en mí y así creas lo que te voy a predecir?
−No, yo solo quería saber… –empezó a decir Estrella
−Si, como casi todas -interrumpió la adivina. −Queréis saber como va a ir en el amor. En tu carita se nota que estas deseando enamorarte. No hace falta echar las cartas para saberlo.
Comenzó a extender el manojo de cartas por la mesa en forma de V.
−Bonitas cartas, preciosa, bonitas cartas –Habló la adivinadora en voz alta.
−Mira, aquí tienes la carta principal, la que rige tu vida “el ahorcado”, esta en el centro del presente y del pasado y esta boca abajo. La suerte esta contigo, bonita –le dijo Luna.
Estrella se movió un poco en la silla.
− ¿Y seguro que el ahorcado es una carta buena? –Preguntó con voz incrédula.
−De las mejores y tú la tienes justo en el centro de tu vida. Todo te sonríe –Volvió a decirle la adivina.
− ¿Y que me ve en amores? –Le preguntó Estrella, con un hilito de voz.
−En amores es donde mejor te va a ir –le dijo levantando dos cartas, una de la parte derecha y otra de la izquierda. −Mira aquí tienes “la emperatriz” que simboliza el amor. ¿Ves como brilla este pájaro que tiene ella entre sus manos? −le dijo señalándole la carta es el resplandor del amor. Y tú lo tienes reluciente. Te va a llegar muy pronto. Es más me atrevo a decirte que está a la vuelta de la esquina.
−Pero, yo es que estoy saliendo con un chico, Marcos, y llevamos saliendo un año. –dijo Estrella con voz algo alterada.
−Ya lo veía yo sin necesidad de cartas pero una es muy profesional y no puede dejarse llevar por los sentimientos. Tú estas “mu enamorá” te enamoraste enseguida del primer hombre que te dijo tres tonterías, porque tú eres de las que se entregan por completo al amor. Me lo dice mis vibraciones interiores y esta carta lo que hace es confirmarlo. Tu amor brilla como los chorros del oro del castillo de la emperatriz, que por eso esta al otro lado “la torre” carta que confirma la solidez del amor.
CONTINUARÁ


© Miguel Urda